DW desmiente bombardeo ucraniano en hospital infantil

La desinformación en redes sociales agrava el conflicto entre Rusia y Ucrania.

El prestigioso diario alemán Deutsche Welle (DW) ha refutado las afirmaciones de que Ucrania bombardeó un hospital infantil en Kiev, en medio de un clima de desinformación exacerbada en el conflicto entre Rusia y Ucrania.


El bombardeo y la desinformación en el conflicto

Los recientes ataques rusos en Ucrania dejaron un saldo de cerca de 40 muertos el lunes pasado. Entre los blancos afectados se encontraba el hospital infantil Okhmatdyt en la capital, Kiev, que sufrió un impacto directo. Imágenes desgarradoras mostraban a niños pequeños recibiendo tratamiento contra el cáncer fuera del edificio, mientras equipos de rescate y residentes locales intentaban retirar los escombros y socorrer a los heridos. El gobierno ucraniano declaró un día de luto tras el atentado, calificándolo de crimen de guerra.

El Ministerio de Defensa de Rusia negó cualquier responsabilidad, afirmando que sus ataques se limitaban a objetivos de la industria de defensa y bases de aviación. Sin embargo, surgieron múltiples mensajes en redes sociales sugiriendo que el hospital había sido bombardeado por fuerzas ucranianas. Un mensaje en X (anteriormente Twitter) afirmaba que los restos de un misil hallados en el sitio correspondían a un sistema de misiles antiaéreos ucraniano. Otra publicación alegaba que el misil había sido proporcionado por un país occidental.

Desinformación desmentida: el análisis de DW

DW verificó estas afirmaciones y concluyó que eran falsas. Utilizando una búsqueda inversa de imágenes de los restos del misil, DW descubrió que algunas de las imágenes eran antiguas, con al menos dos años de antigüedad. El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) también refutó las acusaciones, publicando fotos que mostraban que el hospital fue alcanzado por un misil de crucero Kh-101 de fabricación rusa. Estos fragmentos contenían números de serie, permitiendo rastrear su origen.

El análisis de las fotos del SBU, comparadas con imágenes de Associated Press distribuidas por la agencia alemana DPA, reveló que los detalles de los fragmentos de misil eran los mismos en ambas fuentes. El SBU afirmó en Telegram que se habían encontrado pruebas concluyentes en el lugar del ataque, incluyendo fragmentos del misil Kh-101 con un número de serie visible.

Expertos y análisis independientes

El Kh-101 es un misil diseñado para evadir sistemas de defensa antiaérea, volando a baja altura para evitar los radares, según el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) de Estados Unidos. Un análisis del sitio web de verificación Bellingcat, utilizando imágenes de redes sociales y un modelo 3D del misil, junto con la opinión de expertos como Fabian Hoffman, investigador de la Universidad de Oslo, también indicó que se trataba de un misil de crucero ruso Kh-101.

 

 

 

 

Desinformación en las redes sociales

A pesar de las pruebas, Rusia continuó negando su responsabilidad, intentando atribuir el ataque a Ucrania. El Ministerio ruso de Asuntos Exteriores afirmó en X y Telegram que las fotos e imágenes desde Kiev confirmaban que la destrucción fue causada por un misil de defensa antiaérea ucraniano. Marina Miron, investigadora del Departamento de Estudios de Guerra del King’s College de Londres, subrayó la importancia de la cautela ante las afirmaciones de ambas partes, sugiriendo que se necesita un equipo independiente para investigar estos incidentes.

Las redes sociales han sido un campo fértil para la desinformación desde la invasión rusa a Ucrania en 2022. Publicaciones que respaldan la versión rusa del ataque han acumulado miles de visitas, con algunos mensajes alegando que el hospital fue impactado por misiles guiados Patriot de fabricación estadounidense, vistos por más de cinco millones de personas.

La batalla de la desinformación

Los expertos señalan que tanto Ucrania como Rusia han utilizado tácticas de desinformación para construir narrativas favorables a sus intereses. Miron explicó que estas operaciones psicológicas son una herramienta peligrosa, recordando que ambas naciones tienen una tradición de inteligencia soviética, donde las falsificaciones y la desinformación eran comunes.

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