La disponibilidad de cabezas de ganado en Puebla se redujo en 40 por ciento tras el brote del gusano barrenador, lo que ha provocado un aumento de más del 18 por ciento en los precios de la carne de res. El kilo de bistec pasó de 190 a 225 pesos, mientras la carne en canal alcanzó los 122 pesos.
Esta escasez también impactó el precio del ganado en pie, que subió de 50 a 90 pesos por kilo, encareciendo la cadena de producción y limitando la compra de animales por introductores. La reducción en la oferta ha obligado a los consumidores a optar por proteínas más económicas como pollo y cerdo.
El brote llevó al Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) a establecer filtros zoosanitarios en Tabasco y Chiapas, principales estados proveedores de res a Puebla, lo que ha restringido el traslado de ganado y reducido la disponibilidad de carne.
Los costos de alimentación y transporte también presionan los precios. Insumos como maíz, sorgo y soya registraron aumentos de hasta 25 por ciento, afectando directamente a productores y carniceros.
El mercado poblano se abastece de carne local, nacional e importada. Mercados municipales venden carne fresca de municipios cercanos, mientras supermercados dependen en parte de importaciones de Estados Unidos y Canadá. La carne mexicana sigue siendo preferida por su frescura y durabilidad.
Otro problema es la presencia de carne clandestina, que representa entre 20 y 25 por ciento del mercado. Esta carne, proveniente de rastros no regulados, carece de certificación sanitaria y representa un riesgo para los consumidores.
Los expertos estiman que la recuperación del mercado podría tardar varios meses, dependiendo de la normalización del traslado de ganado, el mantenimiento de controles sanitarios y la ampliación de la infraestructura de rastros certificados para garantizar inocuidad y disponibilidad de carne.
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