Más de 103 mil 200 habitantes dejaron de trabajar en agricultura, ganadería, pesca y otras actividades primarias durante el último trimestre en Puebla, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. La reducción ha debilitado la fuerza productiva en comunidades rurales y dejó sin uso extensas zonas de temporal que antes sostenían economías locales.
El abandono de tierras comenzó a hacerse visible en miles de hectáreas improductivas, hoy estimadas en alrededor de 400 mil. La falta de ingresos originó un desplazamiento constante de trabajadores agrícolas, primero hacia empleos informales y después hacia Estados Unidos, donde buscan estabilidad o ingresos que el campo dejó de generar.
Frente a esta caída, el gobierno estatal asegura haber iniciado un esquema de reactivación para devolver productividad a una parte de la superficie ociosa. La estrategia considera módulos equipados con maquinaria, combustibles e insumos básicos para facilitar el retorno de productores a la siembra.
La incorporación de tecnología es uno de los componentes del plan. Drones para fumigar y monitorear cultivos, tractores, sembradoras y cosechadoras forman parte del paquete de 370 equipos actualmente disponibles. También se incluyen semillas y abono para uso directo en parcelas comunitarias.
Las autoridades prevén ampliar la cobertura con más módulos operativos el próximo año, con la intención de dotar a cada microrregión de infraestructura para preparar suelo, sembrar y cosechar sin depender de métodos manuales. A la fecha funcionan 17 módulos y 26 micromódulos en diferentes zonas del estado.
La meta oficial apunta a alcanzar mil 500 equipos para 2026. Con ello se busca recuperar hectáreas improductivas, asegurar alimento para consumo familiar y permitir que el excedente vuelva a circular en mercados regionales. En zonas rurales, el desafío inmediato es evitar que la migración continúe sustituyendo al campo como principal fuente de subsistencia.
