A dos años de la desaparición de Guillermo Raúl López Escobedo, la investigación no ha logrado establecer su paradero, pese a que existen dos personas detenidas y vinculadas a proceso por su presunta participación en los hechos ocurridos en el municipio de Amozoc a finales de 2023.
La Fiscalía General del Estado de Puebla reconoce que, hasta ahora, no cuenta con indicios materiales —restos, pertenencias o información verificable— que permitan ubicar al joven de 27 años, visto por última vez el 28 de diciembre de ese año.
El caso mantiene bajo proceso judicial a José Wulfrano Ulises N., señalado como autor intelectual, y a Gerardo N., identificado como autor material; sin embargo, la detención de ambos no ha derivado en avances sustantivos en la localización de la víctima, de acuerdo con la familia.
Este fin de semana, Alicia Escobedo, madre de Guillermo, cuestionó públicamente la falta de resultados durante una manifestación en el zócalo de la capital poblana, donde recordó que su hijo cumplió dos años desaparecido sin que exista una línea clara de búsqueda. Señaló que los progresos en el expediente han sido mínimos y, en muchos momentos, impulsados únicamente por la insistencia familiar.
Según la reconstrucción del caso, Guillermo acudió a Amozoc para concretar la venta de una computadora portátil a una persona cercana; al no concretarse el acuerdo, emprendió el regreso a su domicilio en Amalucan a bordo de su motocicleta. Horas después, se perdió la señal de geolocalización de su teléfono móvil.
Las indagatorias ministeriales apuntan a que fue interceptado en la junta auxiliar de Chachapa, donde habría sido despojado de sus pertenencias, herido con arma de fuego y arrojado a una barranca conocida como Mirtos. Pese a diversos operativos en esa zona, las búsquedas no han arrojado resultados.
El caso también ha sido señalado por el Colectivo Voz de los Desaparecidos, que advierte posibles omisiones institucionales e incluso elementos que podrían encuadrar en desaparición forzada, al considerar la actuación de autoridades municipales y la falta de una investigación eficaz.
Mientras tanto, la familia de Guillermo insiste en que la ausencia de resultados refleja una falla estructural en los mecanismos de búsqueda, donde la detención de presuntos responsables no se traduce en acciones concretas para encontrar a las víctimas.






