Ante los altos impuestos a autos importados desde México y Alemania, Audi contempla abrir su primera planta en Estados Unidos para evitar estas cargas y acercarse a su principal mercado. La inversión podría superar los 4,600 millones de dólares y generar hasta 4,000 empleos.
El proyecto se encuentra en negociaciones iniciales para definir ubicación y fecha de apertura, que se estima no sea antes de 2028. Se especula que el SUV Q5, actualmente fabricado en México y con gran demanda en EE.UU., sería uno de los primeros modelos ensamblados en la nueva planta.
Esta posible expansión refleja una estrategia a largo plazo de Audi para afianzar su presencia en el mercado estadounidense, más allá de la presión arancelaria. El CEO de la marca, Gernot Döllner, ha destacado que buscan crecer de manera sostenida y no solo reaccionar a las circunstancias políticas.
Mientras tanto, la planta en Puebla y sus autoridades permanecen a la expectativa, sin información oficial sobre cómo esta decisión podría afectar la región. Líderes empresariales locales expresan interés en mantener la inversión y empleo, pero reconocen la falta de detalles concretos sobre el futuro del complejo mexicano.
Expertos en economía advierten que la posible mudanza podría generar incertidumbre en la cadena de suministros local y afectar a proveedores regionales que dependen de la planta de Puebla. Sin embargo, también reconocen que diversificar la producción podría ser una estrategia para mitigar riesgos ante cambios en políticas comerciales.
Por su parte, el Grupo Volkswagen, matriz de Audi, continúa operando otras plantas en Estados Unidos, aunque estas no pertenecen directamente a la marca Audi. La nueva fábrica representaría un paso importante para que la firma de los cuatro aros consolide su producción y reduzca su vulnerabilidad ante aranceles y tensiones comerciales internacionales.
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